09 febrero 2012

Un mundo virtual.


–¡Ya estamos otra vez!–vociferaba mi madre desde la cocina.
Este griterío se debe a mi continua lucha por querer jugar a los sims, hacía poco que me enseñaron ese juego pero ya lo tenía todo perfectamente organizado: a mis personajes, mis casas, trabajos… Total, una pelea continua.
Yo me divertía con eso, soñaba que era ella, guapa, delgada, valiente… La había creado así y su expresión era muy bonita, tenía una amplia sonrisa y los ojos con mis colores favoritos: azul y marrón.
Mi madre siempre me dice que tengo una imaginación deslumbrante, pero creo que más que eso soy original y creativa.
Arisa la protagonista de mi riña poseía algunas arrugas entre los ojos y el pómulo, no era vieja ni mucho menos, sabía divertirse, o más bien sabía divertirme.
Siempre estaba dispuesta a encontrar a alguien con quien compartir sus momentos felices, melancólicos, abrumadores, etc., pero a pesar de eso sabía luchar y enfrentarse a lo que quisiera.
El lunes en el colegio me enteré que al chico nuevo también le gustaba introducirse en ese mundo irreal. Yo ya le había echado el ojo, me había llamado la atención como era, su forma de hablar y su simpatía, así que al llegar a casa corrí hacia el piso de arriba para poder ver si estaba conectado.
Su personaje se llamaba Octavio, un nombre peculiar, tenía un bigote encantador y a todas mis amigas imaginarias les gustaba verle.
Al día siguiente en la escuela vino y me preguntó que si yo era Arisa, la verdad es que es un poco curioso, pero la perfección no existe. En clase de Lengua lo sacaron a la pizarra a exponer un trabajo sobre nuestros hobbies y se quedó bloqueado, a punto de derramársele una lágrima, al acabar de explicar me acerqué a su asiento y le pregunté cómo estaba, fue ahí cuando me di cuenta de que en la portada de su cuaderno habían muchas fotos de chicas famosas como la de Beyoncé, Adelè, Lady Gaga… y me llamó la atención que estaba la foto de mi mejor amiga Alicia, supongo que era su novia, les había visto juntos en los recreos y cambios de horas pero tenía la esperanza de que fuesen solo buenos amigos.
Esa tarde me metí en los sims y observé que había una carta con bombones delante de la puerta de Alicia, me acerqué y vi que eran de Octavio, deduje que cualquier posibilidad de conseguir a ese deportista era nula.
En ese momento mi madre volvió a exclamar:
–¿No querrás que suba y rompa ese disco, verdad?
Entonces apagué, desconecté… Quizás no todos los amores sean correspondidos.

Texto: Ana Pozo Vinuesa (2º ESO)

2 comentarios:

  1. Me parece un texto perfecto, encajado de forma impecable con el reto propuesto. Has sabido construir una historia virtual con personajes muy creíbles y con cada una de las cualidades que propusieron todos los de la clase.
    Genial.

    ResponderEliminar
  2. Reto propuesto. Reto conseguido. Haz dado en el clavo, Ana. Una historia bien construida, y trasladándonos claramente a los personajes y su relación, incorporando de una manera muy acertada ese doble juego real/virtual que has creado. Enhorabuena. Tus avances son muy notorios.

    ResponderEliminar