–Arisa. ¡Arisa,
despierta!
–¡¿Qué?! –exclamó ella –¿si?
–¿Ese no es tu ex?–Lucy, su mejor amiga, le preguntó.
–Ah, si, aquel, eso
fue hace mucho tiempo –dijo a punto de romper a llorar.
Ella, aunque no lo
dijera, todavía no había superado aquello. En la universidad ellos eran
novios, hasta que un día le encontró a él, Octavio, ligando con una de sus
amigas. Y eso no era lo único, ¡tenía una colección de fotos de chicas de la
clase! Desde entonces llevan sin hablarse desde años.
–¡Ey, Ri! –él se
acercó –¿Qué tal chica?, no has cambiado nada.
–No tengo tiempo,
lo siento mucho –Arisa le respondió y se fue a paso rápido con Lucy.
Tenía razón, no había
cambiado nada. Seguía siendo la misma chica alta y delgada, con sus ojitos de
diferentes colores, verde y marrón, pero a lo largo del tiempo se había vuelto algo dramática. A
sus 30 años seguía siendo soltera, todos los del trabajo estaban detrás de ella
y aun así los rechazaba. Se podría decir que aún le seguía gustando Octavio después de todo lo ocurrió. Habían pasado ya varios años, la gente cambia, ¿por
qué él no?
A diferencia de
ella, él se había convertido en todo un guaperas con un bigote que le hacía
destacar entre toda la gente que había allí.
–Oye, ¿no me digas
que sigues enfadada? –Octavio la siguió –Podemos volver a ser amigos, seguro
que te gusta mi novia.
Eso a la pobre le
llego al corazón y no supo como reaccionar, así que se fue veloz como el viento
sin dejar rastro. Él y Lu se quedaron sorprendidos por la reacción y empezaron
a hablar sobre eso.
Por la noche, Arisa
le estaba dando vueltas a lo ocurrido esa mañana, ¡cómo podía ser, él con
novia! Seguro que se había olvidado de ella y ni quiso solucionar el problema
de su ruptura. En un silencio casi ensordecedor, el timbre sonó.
–Ari, ¿estás?
Era Octavio. Pero
cómo si se había mudado y no le dijo a dónde nunca.
–Vete –ella le respondió
con un hilo de voz casi inaudible.
–Vale, no te
reprocho, no te culpo porque sigas enfadada, pero al menos lee esto, como un último
favor –después de contarle eso se fue.
Era una carta y una
belladona, la flor de la sinceridad y transparencia. Abrió y en su interior había
una hoja de color roja que ponía:
Querida Arisa:
Quiero que sepas que desde la estupidez que hice no he
dejado de pensar en ti. No sabía
cómo pedirte perdón y cuando supe, te fuiste, desapareciste de mi vida. Ahora
que te encuentro te lo pido: perdóname.
He madurado, no soy la misma persona alocada de aquella época, haría cualquier
cosa por ti, por recuperarte, tanto que he roto con mi novia. Se que no
significará nada para ti aunque creo que solo la tenía para llenar ese agujero
que dejaste en mi vida al irte, el mismo que te dejé yo. Si no quieres saber
nada más de mi lo entenderé, pero te lo pido, ¡por favor dame otra oportunidad!
Si quieres verme solo llámame a este número: 922465678.
Pd: Supe donde vivías porque me lo dijo tu amiga Lucy y
me contó todo lo que le contaste de mi a ella, que aunque no lo admitieras te seguía
gustando algo. Te quiero.
Besos
Octavio
Ari no podía creer
lo que leía, era como un sueño hecho realidad. Nunca pensaría que él sería
quien le pediría perdón, siempre había sido una persona muy orgullosa. Dejó la
carta y salió corriendo a llamarlo por teléfono, le daría una oportunidad como
le pedía. Ella tenía razón, las personas cambian y él había sido una de ellas.
Ri le respondería que si y por fin podría tener su reencuentro más deseado con él,
su amado.
Texto: Talía Rodríguez
Has intentado construir una historia convincente alrededor de una relación reencontrada. Aunque falta algo para hacerla totalmente sólida, el intento es muy bueno. Los personajes han quedado retratados. Sigue construyendo Talía. Buen ejercicio.
ResponderEliminarHas construido una historia muy creíble y actual a partir de los personajes que se propusieron. Además, has introducido un estilo narrativo interesante y poco utilizado últimamente: el estilo epistolar.
ResponderEliminarEnhorabuena. Sigue así
Talía estas escribiendo con más solidez, con fuerza, haciendo historias verosímiles que tienen todas las características que se te han pedido para el reto. A partir de ahora debes exigirte un poco más y evitar repeticiones, faltas, expresiones manidas y verás como esos textos crecen y crecen.
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