Después de tantos largos días, llegué a aquel equipo
de baloncesto por primera vez, para así poder hacer la deseada prueba de acceso
y formar parte de una nueva plantilla.
Aquella misma tarde me invadían unos nervios
inaguantables, sin embargo, no eran los típicos nervios traicioneros, que te
bloquean, eran unos nervios que me impulsaban a coger el balón y mostrar tanto
a aquel equipo como al entrenador todo lo que llevaba dentro. Por otra parte,
quería dejar cerradas a tantas bocas que me habían juzgado por abandonar mi
antiguo equipo, en el que había aprendido todo lo que hasta ese momento sabía.
Eran las cinco en punto de la tarde cuando comencé a
vestirme y preparar la mochila de entreno. Llegué a las instalaciones
deportivas y busqué la cancha de baloncesto. En primer lugar conocí al
entrenador, un hombre de mediana estatura, con carácter recio, decidido y muy
competitivo. Me asignó un defensor y empezó el juego, que dependiendo de mi
actuación, me haría acceder al equipo, o me habría fallado a mí mismo.
Autor: José Antonio Afonso
2º ESO
2º ESO
Muy bien escrito, bien estructurado, fluido.
ResponderEliminarBajo una aparente simplicidad, este es un texto que encierra una tensión que te obliga a desear leer más.
Esta historia hay que contarla hasta el final.
Estoy de acuerdo contigo Ana. Me he quedado con ganas de ver qué pasará con esa primera prueba, y que hay detrás de esa frase "me habría fallado a mí mismo". Seguro que detrás de esa frase se esconde una buena historia que contar.
ResponderEliminarYo también coincido con Ana y Miguel, esta historia abre una interesante puerta a los sentimientos humanos. Está muy bien escrita. Enhorabuena Jose Antonio.
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