Era el primer día de primavera y yo esperaba ansioso por ver florecer a una prímula amarilla que había plantado en un parque cercano a mi casa. La delicada planta se encontraba refugiada en el regazo de un imponente olmo que le daba cobijo pero que en las noches de lluvia le permitía refrescarse.
A paso ligero me acercaba hacia mi creación
con una manzana entre dientes,
pero no conseguía saborear bocado debido a un impactante amanecer que me dejaba
con los pelos de punta. Cuando
conseguí llegar, me quité la chaqueta
y la coloqué con cuidado en la fina hierba para poder descansar sin perderme
detalle de cómo se abría la flor que parecía ser la primera de todo un
batallón de colores. De pronto, un ladrido incesante me hizo girar la cabeza
hacia un arbusto, entrecerré los ojos y pude divisar a un chico de mediana edad, alto y con un pelo castaño claro; por el repetitivo
movimiento de sus mandíbulas supuse que masticaba chicle y paseaba a un conjunto de perros de distinta raza y tamaño, llevaba un pequeño bolso que contenía los desperdicios de
las mascotas y su cara desprendía desgana. Inmediatamente volví a lo que estaba
haciendo, pero los irritantes ladridos no me dejaban disfrutar. Cuando ya no
pude aguantar, me levanté firme y me dirigí hacia él, le mostré el cartel de mi
derecha, donde claramente se prohibían animales
y volví echo chispas, como si me hubiesen conectado a un enchufe.
De pronto llegó el momento y mis nervios se
calmaron por la emoción. Pétalo a pétalo, el amarillo se dejaba ver con claridad y en mi cara había una mezcla
de alegría y orgullo. Cuando la prímula se terminó de abrir por completo la
desenterré con mucho cuidado y corriendo me alejé hacia mi casa. Cogí una
maceta vacía y la coloqué en una pequeña mesa
al lado de la televisión. Ahora
sabía con seguridad que todos los días me despertaría con una sonrisa, porque
sería lo primero que vería.
Texto: Elena Pozo Vinuesa (2º de la ESO)
Una historia bien rematada, con un conflicto en su nudo que la hace más atractiva y empleando las 16 palabras propuestas. Interesante trabajo Elena, sigue así.
ResponderEliminarTexto sólido en su estructura y desarrollo, delicado en su factura. Muy bien, Elena. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuy buen ejercicio Elena. Un texto redondo en todas sus partes. Me ha gustado mucho
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