24 marzo 2012

¿Por qué es tan difícil?


Seguramente a más de uno le ha pasado pero yo lo contaré desde mi propia experiencia. Todo empieza en el jardín de infancia, haces tus primeras amistades que sabes que van a durar para toda la vida. Piensas que nunca conocerás a alguien que encaje tan bien contigo, encuentras esa parte tan importante de tu corazón y poco a poco os hacéis más amigos y dices: Nada puede ir mejor.
Van pasando los años y llega el día de empezar a ir al colegio, tu amistad pasa, de compartir buenos momentos todo el día, a almorzar juntos, a estar esas tardes divertidas, y piensas: ¡ahora sí que nada puede ir mejor!
Cuando llegas a primaria, te das cuenta de que, también ese afecto que sientes desde pequeño pero que no te habías dado cuenta por fin recapacitas y lo admites: Ese me gusta.
A medida que avanza este ciclo, en el que todo el mundo comparte amores sin sentido, no te separas de él pero lo mejor es que no paráis de intercambiar sonrisas, era todo lo que yo necesitaba para estar feliz durante todo el día. Por cada gesto que hace, piensas que es una señal de que te quiere, como cuando en clase hablan del amor y os miráis: bueno, a ver, ten presente que es mi experiencia.
Al llegar a sexto de primaria piensas, ¿por qué es tan difícil de olvidar? Encima no solo es eso, es que cada vez te gusta más, es algo que no se puede evitar, y cada vez los años se hacen más largos, además de verlo todos los días se empieza a colar en tus sueños, ¡parece que lo hace adrede!
Cuando llegas a primero las cosas cambian, porque os aseguro que lo que piensas ahora no es un eres guapo y encantador, me gustas, eres mi mejor amigo, sino que por fin, te das cuenta de que nada te puede parar, algo tan fuerte que no sabías que existía te mata desde dentro, por fin descubres que lo que pasa es que te has enamorado. El problema es: ¿Él siente lo mismo? ¿Es un amor imposible? ¿Somos capaces de dar un paso más? Hasta te planteas olvidarlo y tras varios intentos descubres que lo que haces no tiene sentido, utilices el método que utilices, ya es imposible.
Todo lo que pasa se convierte en una duda, hasta intentas recordar el por qué de todo esto, lo fácil que era antes ir a saludarlo y jugar con él un rato… Piensas que si te acercas interpretará como que le gustas y la relación cambiará, pero… ¿Por qué no te dice algo sobre ese tema?, tampoco es tan difícil mandar una señal, ¡es una necesidad para quitar de en medio esa desesperación!
Pero cuando has pasado tanto tiempo así, viéndole el doble sentido a las cosas y madurando, esperas alguna señal y depende de cómo sea tu película, tiene un final feliz o no. En mi caso,  ya se han recibido señales por parte de él,  pero el problema que me planteo ahora es: ¿cómo le mando yo las mías?

Texto: Isabel Izquierdo.

1 comentario:

  1. Muy bien escrito, Isabel, aunque ya sabes que me hubiera gustado que hubiera una historia, más que una reflexión.
    En todo caso, enhorabuena, porque has hecho un buen trabajo.

    ResponderEliminar