28 febrero 2013

Mi diario


—¡Uff! Ya no puedo más— susurró mi prima.
—Tranquila –le dije— solo un último esfuerzo y terminamos por hoy, ya queda poco para que termine la jornada.
En realidad, yo también estaba muy cansada, con los dedos hechos polvo, sudando y con un dolor de piernas que ni sabía cómo estaba en pie, aunque yo siempre solía pensar que era la costumbre.
Ya llevábamos un mes trabajando de sol a sol sin descanso en aquella maldita isla apartada del mundo desde que nos capturaron aquellos hombres bajos, gordos, con muchas joyas y que tenían un pestazo a cebolla que a cien metros se les podía oler el aliento.
Por cierto, yo me llamo Sandra y tengo 13 años. Tengo el pelo marrón oscuro y unos ojos azules preciosos, son como los de mi madre.
Desde que nos capturaron, cuido de mis tres primos (Fer, Grabri y Mar), ayudándoles en lo que puedo y dando la cara por ellos.
Aquí lo que hacen es explotarnos y abusar de nosotros, cultivando y arando la tierra.
Y a partir de hoy, me gustaría que todos los niños sepan mi historia, aunque a veces sea una historia que pueda parecer que no tenga  ni pies ni cabeza (para que los adultos, si ven mi diario, no sepan que significa), espero que vosotros, que sois listos cuando queréis, os deis cuenta del significado de mis palabras.

Texto: Paloma Marínez Gortázar
2º de la ESO

2 comentarios:

  1. Nos damos cuenta, Paloma. Un texto muy reivindicativo. Un beso

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  2. Paloma, este texto nos pone en tensión ya desde el primer párrafo. Sabemos que algo terrible está pasando y esperamos que pronto continúe para poder conocer el desenlace de una historia que te atrapa.
    No nos dejes esperando, sigue escribiendo.

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