Al cabo de tres
horas, otra llamada levanta a Gordon de la cama
—¡Qué no quiero una revisión de la pintura de
mi casa!
—Perdone.
—Lo siento, es que he recibido una llamada muy
rara esta noche… —es cortado por el interlocutor.
—Si, si, bueno, en nombre de esta empresa y yo
le llamo para decirle que si ya está cansado de su cara puede operársela por un
precio especial, solo por ser
usted.
—Disculpe, ¿le conozco?
—Qué importa si me conoce o si no me conoce,
esta oferta no se oye todos los días. Lo que pasa es que en esta no le damos
ningún regalo como la llamada anterior.
Gordon se queda callado.
—Eh, ¿Cómo sabe usted que en la llamada
anterior me ofrecían un regalo? Gordon fue colgando lentamente mientras el
interlocutor lo intentaba
arreglar.
Gordon estuvo toda la noche dándole vueltas a
la cabeza por aquella llamada.
Texto: Andrés Urcola Pérez
2º de la ESO
Andrés, creas un ambiente opresivo, terriblemente inquietante.
ResponderEliminarEsperamos pronto un siguiente capítulo, necesitamos saber qué va a pasar.
Muy bien, Andrés, sigue adelante.